Playa de la Franca

La Playa de La Franca se ubica en las proximidades de la localidad del mismo nombre y en ella está situada la desembocadura del río Cabra. Es un amplio arenal que sirve de límite natural con el vecino Concejo de Llanes y está considerada paisaje protegido, desde el punto de vista medioambiental, e integrada en el Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias. Es importante mencionar la presencia en la zona de aves incluidas en el Catálogo de Especies Amenazadas. 

Frente a ella se encuentra la Isla del Castrón de Santiuste, refugio de gaviotas y zona de práctica de buceo. 

Tiene acceso rodado desde la carretera N-634 y cuenta con toda clase de servicios, parking e instalaciones hosteleras y hoteleras siendo la más accesible de las playas de Ribadedeva. 

Dada la existencia de varias cuevas de origen prehistórico en sus proximidades en las que se han encontrado concheros que dan muestra de que fueron habitadas en tiempos lejanos y restos de pinturas en zig-zag y de trazos, como la Cueva de Mazaculos de la época asturiense, se cree que la zona de la playa de La Franca debió contar con habitantes en épocas muy remotas debido a que era una zona que prestaba abrigo y al tiempo alimento. En las proximidades se encuentra un puente y una calzada que se datan en la época de la dominación romana de la península. 

La playa de La Franca es de larga tradición turística entre las playas del oriente asturiano. De hecho, en el siglo XIX contaba ya con un balneario marítimo. 

Su nombre tiene origen en la Edad Media, ya que, en aquella época, en los puertos de Llanes y San Vicente de la Barquera las mercancías que se desembarcaban tenían que pagar un impuesto. La Franca está entre ambos puertos, pero a distancia suficiente de ambos como para no entrar en los límites del pago obligatorio. Esto hizo que comenzara a utilizarse ésta, por parte de mercaderes avispados que desembarcaban sus mercaderías “francas de alcabala”, libres de impuestos, lo cual ocasionaba disgusto y protesta a los trabajadores de los puertos afectados.

De arena fina, la playa de La Franca durante la pleamar se convierte en una auténtica piscina natural, lo cual la convierte en una zona de baño muy segura, sobre todo para los niños, al tiempo que la hace idónea para la práctica de deportes náuticos, pesca de roca y submarina. Con la bajamar queda al descubierto un amplio arenal y la playa se conecta con recogidas calas y roquedales como la playa del Oso o la playa de Bendia.

 

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